Escalofriante film antibélico de Elem Klimov. El director bielorruso nos acompaña al sinsentido de la guerra de la mano de un adolescente ansioso por combatir. Cuando ingresa a las precarias milicias bielorrusas conocerá de primera mano la devastación y el horror de la guerra.
La película conmemora el 40 aniversario del final de la guerra y peca, en cierto modo, de dar una imagen exageradamente cruda (observad la evolución del maquillaje del protagonista) y una visión muy subjetiva de la guerra, donde los alemanes son demonios y los bielorrusos las víctimas. Sin embargo, tanto la historia como el mensaje antibélico funcionan a la perfección. Destacaría escenas que me pusieron los pelos de punta, Klimov juega muy bien con el tempo de la película y nos va hundiendo en la desesperación poco a poc.
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