El director barcelonés consigue una trágico-comedia fragmentada aunada por el concepto de la muerte. La obra desprende un ritmo trepidante y se combina la tragedia de la historia con lo absurdo de la situación. Los diálogos son totalmente teatrales y las interpretaciones, sin ser sobreactuadas, pueden parecernos forzadas, sin embargo es una apuesta de distinción que utiliza Ventura Pons con gran acierto desde mi punto de vista. El dúo Pons-Belbel ya coincidió exitosamente en Caricias, una historia estructuralmente anómala que establece un circulo de personajes donde uno nos lleva al siguiente. Recientemente han colaborado en Forasters.
Instrucciones de uso: Es amena y divertida, ideal para momentos en los que no queremos pensar demasiado.